Lo que nunca te conté.
Te obligué a crecer creándote unas espectativas
de futuro, prometiéndote el cielo si seguías el plan establecido. Dije que
podrías conseguirlo todo en esta vida porque sólo bastaba proponérselo.
Te dije que no soñaras, que te mantuvieras firme, con los pies en el
suelo. Te dije que la linea ya estaba trazada, que nosotros habíamos
abierto el camino por ti y tan solo bastaba con seguir el sendero de
baldosas amarillas hasta Oz. Te conté maravillas sobre el gran mago y de
su gran poder. Y todo ese poder estaría a tu alcance pudiendo conseguir
cualquier cosa que desees. Y me siento mal porque todo era mentira.
Perdóname.
–No te sientas mal –dijo apoyando una mano en su hombro– Siempre supe
que mentías, pero era tu ilusión y no quería defraudarte.
Recorrí el
camino hasta la morada del mago y no era más que un farsante. Ví que
todas las promesas de magia sólo eran cuentos para dormir. El
camino de baldosas amarillas me llevó hacia el fin de tu gran mentira,
solo que no es tu mentira: es la mentira de todos.
Me dijiste que no
soñara, te dije que no soñaría.
Me dijiste que no tuviese miedo y te
dije que no tendría miedo.
Me dijiste que no me saliera del camino de
baldosas amarillas y te prometí que no lo haría... Pero mentí.
Te mentí, porque siempre
he soñado y los sueños no me los pueden robar.
Y he tenido miedo,
porque el miedo me hace estar alerta. Porque no es malo tener miedo, lo
malo es no saber que hacer con él. Te dije que no abandonaría el camino
pero lo hice. Y descubrí el mundo. No es un mundo benigno, es peligroso,
oscuro y traicionero pero esconde maravillas que ni tu ni otros han
descubierto porque se limitaban a colocar baldosas de colores sobre lo
que ellos creían que era la única vía. Pero el mundo es oscuro y
luminoso, traicionero y confortable, horrible y hermoso.
El mundo es una
contradicción que se mantiene en equilibrio y tu y los otros lo habéis
desequilibrado creando un único camino. Creando la dictadura del
pensamiento único, no por maldad, sino por ignorancia al creer que ese
era el mejor camino. Y llegué al castillo y conocí al gran mago, pero
sus trucos no me sorprendieron porque eran solo eso: trucos.
Yo he visto
la verdadera magia, el prodigio de las personas que sueñan, de los que
no siguen el camino establecido. Y no necesito a nadie que el final me
de un corazón, ni el valor, ni el cerebro... Ni siquiera que me lleve a
casa, porque mi hogar es donde yo estoy. El corazón se consigue
aprendiendo, sintiendo, soñando, fracasando... El valor lo ganas cuando
luchas por lo que crees, cuando vences los contratiempos y el cerebro... El cerebro, en
fin, tenerlo lo tengo y tan sólo tuve que descubrir cómo usarlo,
equivocándome y aprendiendo de mis errores.
Si hubiese seguido vuestro
camino no me habría equivocado, no habría sentido miedo y no habría
tenido que pensar en como salir de los muchos atolladeros en los que he
estado. El mago es una quimera, otra falacia más de vuestro "mundo
perfecto". Pero yo lo supe y pude reconocerlo.
Te agradezco que
intentases ayudarme, protegerme, guiarme. Pero ese no es el camino. El
camino es el de la experiencia propia y entiendo que, ya que sólo
seguiste el camino, esa era la experiencia que me transmitiste.
Pero, si quieres, yo puedo mostrarte el mundo que he visto, puedo
enseñarte miles de cosas, contarte mis experiencias y, si estás
dispuesto, puedo mostrarte otros caminos que harán que el mundo se
equilibre de nuevo.
Si estás dispuesto a ser el aprendiz, a olvidar tus
prejuicios y a abrir tu mente, yo te mostraré cómo arreglar vuestros
errores. Pero sólo si estas dispuesto a olvidar lo que sabes, dejar
atrás lo que crees que sabes porque era el único camino. Va a ser
difícil y vas a sufrir porque te mostraré cosas que nunca quisiste ver,
ya que nunca saliste del camino. Sin embargo también podrás ver
maravillas, podrás ver la auténtica magia.
Deberás soñar, sentir, amar,
sufrir, temer y aprender. Pero sólo si tu quieres.
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