La Torre que nunca cayó.

Este no es un relato al uso. Siempre suelo macerar una idea antes de comenzar a escribir, le doy unas vueltas en el horno de mi cabeza hasta que está en su punto y entonces es cuando la presento en la mesa, sobre fondo blanco.

Pero este no. Este relato no tiene forma.

O sí la tiene. Es una forma antropomórfica de cerca, pero cuando te alejas lo suficiente (como yo, ahora) esa forma antropomórfica, se asemeja a una gigantesca torre que se mantiene en un precario equilibrio.

Mucha gente piensa que la torre debió caer hace muchos años. Debo confesar, no sin algo de vergüenza, que fui uno de esos. Cada vez que el suelo temblaba, yo miraba hacia la torre que, con un vaivén irregular, salvaba el temblor y continuaba en pie.

Pasó el tiempo y seguí con mi vida, dejé de pensar que aquella torre pudiera desmoronarse y comencé a temer mi propia caída.

Y ese miedo fue demasiado intenso.

Y me perdí.

Y caí.

Y aquí me encontraba, recogiendo mis piedras poco a poco. Reconstruyendo la base y estudiando la mejor manera de que sus cimientos sean tan sólidos como para resistir cualquier seísmo.

Miro hacia aquella torre que lleva trece años sin caer ,aguantando cualquier terremoto. Que acumula tantos pisos, tanto peso. Que la hace combarse a un lado y a otro... Todos miran hacia arriba y se apartan temerosos de que algo pueda caerles encima.

Llevo mis ojos hacia abajo, ignorando la punta de la torre y llego hasta su base.

Y allí es donde está el secreto de esa torre. Su base es firme, bien agarrada al suelo. No soy arquitecto,  ni ingeniero pero esa base es la más sólida que he visto.

No sé construir una torre, nunca me enseñaron. De haberlo sabido no se me habría desmoronado. Pero sí conozco otras formas de construir.

A lo mejor, una torre no es la mejor opción para mí.

Hay otras formas de construir. Las pirámides de Egipto llevan siglos ahí. Y comienzo a dar forma a mi base: octogonal (si no te has dado cuenta de esto, es que no has visto bien la Gran Pirámide y puede que por eso tu torre también esté a punto de caer).

Una buena base que me llevará tiempo.

Preocuparme dónde estará la cúspide sólo retrasaría el trabajo de la base.

Ya llegaré a ese momento.

Y coloco las piedras mientras miro de nuevo a la torre. Esa torre en equilibrio inestable aparente.

La torre que todos piensan que va a caer pero que ahí sigue, desafiante.

Y mientras lucha contra los elementos probablemente ignora, sumida en sus propios problemas estructurales, que en la distancia hay personas que confían en que no caerá y la tienen por su faro.


Gracias por seguir resistiendo.

Comentarios

Entradas populares