Paria

Obra de Remedios Varo
El lago Snagov se mecía tranquilo, teñido con la sangre de los que habían caído en la emboscada de los otomanos. Con sus fieles hombres a su espalda, Vlad encaró el desigual enfrentamiento. Una tropa de arqueros se preparó para disparar una última descarga. El restallar de los arcos sonó por todo el bosque. Miró a su alrededor y sus hombres yacían masacrados a sus pies. Vlad gritó. Gritó por sus hombres, gritó de ira ciega y se dispuso a cargar en solitario contra las huestes turcas que le esperaban. Pero antes de avanzar siquiera un solo paso, un dolor indescriptible penetró por su espalda.




Publicado originalmente en "El Club de los retos de Dácil"

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